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La ikastola pionera que cumple un siglo
EL CENTRO BERAKRUZ DE MARKINA-XEMEIN FUE UNO DE LOS PRIMEROS EN OFRECER ENSEÑANZA EN EUSKERA
UN REPORTAJE DE ARITZ ERDAIDE - Domingo, 5 de Noviembre de 2017 - Actualizado a las 06:09h
Las aulas se han visto ampliadas doblando el espacio que tenían. (Berakruz Ikastola)
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La educación es uno de los pilares de cualquier sociedad actualmente, pero hace cien años la situación era diferente. Hace un siglo se establecieron las bases que en muchas ocasiones han perdurado hasta estos días, sufriendo, eso sí, la consabida evolución necesaria. Un ejemplo de ello es el que tuvo como protagonista a una congregación de monjas de la Merced, que en septiembre de 1917, preocupadas por la educación de las jóvenes de Lea-Artibai, decidieran abrir una pequeña escuela llamada Colegio de la Beracruz en Markina-Xemein. Ese centro de estudios ha perdurado en el tiempo y gracias a ello, la que hoy es conocida como Berakruz Ikastola celebra estos días el centenario de aquel suceso, dando por finalizado a su vez el proceso de transformación integral en el que ha estado inmersa los últimos años.
Los responsables del centro remarcan que “llegar a esta fecha tan señalada no ha sido fácil”. Cien años de historia dan para mucho y en el caso de Berakruz han sido varios los cambios destacables en el largo recorrido de su historia.
El primero de ellos sucedió en la década de los 60, cuando se llevó a cabo un gran trabajo de construcción y la ikastola llegó a ofrecer cursos de Bachillerato. En los 70, fue pionera en la enseñanza del euskera, así como enseñando las distintas materias en el propio idioma. En 1985 se fusionó con la Ikastola Zerutxu y adoptó el nombre que mantiene a día de hoy. Además, también fue uno de los primeros centros de la comarca en ofrecer los servicios de guardería, comedor y transporte, tan útiles para la conciliación del trabajo y la vida familiar hoy en día. Los últimos años ha recibido varios reconocimientos que han reseñado la calidad de la enseñanza que ofrece, como por ejemplo la Q de oro.
Para poder evolucionar, Berakruz ha tenido que adaptarse a los cambios de la sociedad y a las necesidades que las familias y la localidad han tenido en cada momento. Los últimos años la ikastola ha llevado a cabo un proceso de transformación que ha afectado tanto a las instalaciones como a la metodología de enseñanza, uniendo una nueva generación de profesores y los proyectos pedagógicos más avanzados. Con tal fin se han creado nuevas instalaciones de más de 1.000 metros cuadrados y también se han renovado y transformado las que hasta ahora utilizaban.
“A pesar de cumplir cien años se puede decir que estamos ante una nueva ikastola. Por un lado hemos renovado y agrandado las instalaciones educativas; por otro lado, los últimos dos años se ha dado un relevo generacional entre los profesores que ha llevado a que más de la mitad de la plantilla de educadores sean jóvenes recién llegados; la propia dirección también ha experimentado un cambio y por último, el fin de la obra ha ido unido a una nueva metodología de enseñanza, con un nuevo concepto del espacio educativo”, señalan los responsables como las claves para entender la situación de la ikastola. Las aulas han aumentado al doble de lo que eran antes de la obra, los ventanales se imponen a los antiguos muros creando espacios diáfanos, habiendo casos en los que directamente se han suprimido la separación de espacios. Las puertas también desaparecen dando la posibilidad a que cualquiera que entre en el edificio pueda ver lo que hacen los alumnos. Una progresión que ha estado supervisada en todo momento por expertos en la materia.
Por todo ello la semana pasada llevaron una gran fiesta en la que pudieron rememorar sus comienzos y en la que los alumnos actuales y los que pasaron en su día por el centro se convirtieron en los grandes protagonistas. Diferentes actos como una comida popular y varias actividades pusieron la guinda a una jornada conmemorativa.
Una ikastola centenaria Berakruz en su historia, pero con un aspecto renovado que la adentra de lleno en la educación del futuro, convertida en presente, para que cada estudiante pueda llegar a contribuir a seguir creando sociedades funcionales.